domingo, noviembre 05, 2006

Pipiripao es lo que te imaginas, en tu canal, cerca del mar lalala



Hace varias semanas atrás decidimos continuar con el ritual e ir al cine. No podíamos entrar a ninguna de las películas que queríamos y yo no estaba de lo más tolerante. Pero tengo corazón, y cuando vi a Bertrán escondiéndose detrás de uno de esos afiches gigantes de esas gigantes películas gringas, supervisando a una abnegada amiga - o bien pagada colaboradora- que trataba de convencernos con un chillón "vean 80´s el Soundtrack, la rompe" para que apoyáramos las artes nacionales, acepté que pagáramos las entradas a mitad de precio y viéramos - no con mi mejor cara de fiesta - la "promesa del niño promesa", sin cabritas ni bebidas.
No me gustó el final. Me "pincharon el globito", como dice el gordo. Que Pinochet es el maestro de orquesta de los Tarros con Piedra o que sólo dejó que los que cantaran mal fueran los artistas de los 80, poco me importa. El "Soundtrack de una Generación" y terminamos con aquel que además de las rancheras y boleros que le dio por cantar ahora, tiene la única relación de ser "contexto" con lo que fueron los 80.
Marcados por el Gobierno Militar. No hay duda. ¿Pinochet como broche de oro? Esperaba más originalidad y poderme ir con la sonrisa que tuve todo el resto de la película.
Lo de Comedia- Documental (carita de ceja levantada de msn) me causó suspicacia. Pero era justamente eso. Fue divertido escuchar a los Electrodomésticos (los pseudo europeos, plop!), a las locas desaforadas esas de Cleopatra. A Los Prisioneros (cuándo no). Los registros de tantos pedazos medios olvidados u olvidados por completo de lo que me pareció vivir medio en pausa.
Podría empezar con las típicas nostalgias (ochenteras?) y hablar de Orco de Pipiripao, del Patio Plum y el Perro Lenteja, de Candy, de Anthony y Terry (sobre todo de Terry). De los jopos, de los colores pasteles, de las patas floreadas y los polerones largos. De lo mucho que quería tener un Requetepatitas. De darle vuelta al cassette con el lápiz bic. De los veranos en Algarrobo.
Pero esta vez, es sólo decir que para mi, los 80´s siguen siendo el perno del curso, pero que se abacanó con los años. (Las fiestas ochenteras son onderas ahora). Y tal vez no tenía porqué ser una época elegante ni de buen gusto (que claramente no fue). Ni muy lumbrera ni muy nada más de lo que sí fue. Me gusta haber nacido en los 80, porque no soy de esa generación, pero la conocí. Y creo que fue una época de lucha. De lucha bien desafinada, bien de "era lo que había, no más". De tratar de sacudirse y de crear, lo que fuera, pero crear. Fue una época en la que me parecía que todo era más o menos en juego, más o menos en serio. Después de eso, ya todo fue muy en serio. Muy rápido. Muy real.
Me gustaba el perro Lenteja, sus orejas inmensas y su voz medio babosa. Me gustaban esos monitos en que había una máquina del tiempo. Me juraba Sheera. Me acordé que tenía una compañera de colegio amiga del Florcita Motuda (eso de amiga es cuestionable). Me acordé de mi triciclo y mi piscina inflable. Me acordé de cuánto me gustaba el pan con mantequilla y mermelada viendo Candy con mi hermano, cuando éramos más hermanos. Me acordé que a veces, sí me gustó ser chica.
...Y al final, igual me ganó la nostalgia