lunes, agosto 25, 2014

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que quise escribir. Ha pasado mucho tiempo, mucha gente y muchas historias.
He conocido algunas personas que me han llamado profundamente la atención, que siento que de alguna manera se conectan con una parte de mi que creí olvidada... mejor, que creí superada.
Y me hacen cuestionarme todo: las reglas, los espacios, los tiempos, las casualidades. Hay un par de personas en particular que, hoy por hoy, me tienen el mundo de cabeza y que, sin saberlo tal vez, me han obligado a mirarme. Y no puedo decir que me alegro de haberlos conocido, porque la verdad, era todo más fácil antes de que tomaran un lugar en mi vida. Pero, la verdad también, nunca he sido buena para lo fácil.

En resumen, soy más grande pero sigo bastante parecida a lo que era. Soy más grande, debería tener más claridad y sólo tengo más dudas y la misma cantinela de siempre suena de fondo.
Soy más grande, no tengo más claridades - de hecho, creo que me he oscurecido un poco- pero creo también que nunca había estado más cómoda en mi propia piel. Creo que nunca había estado tan cómoda con ser lo que soy, con ser cómo soy,  aunque miles de pensamientos ultra católicos traten de hacerme pensar y sentir distinto.

Así es que, salud por hoy. Salud por las cosas que no son fáciles pero que me hacen sentir más viva que nunca. Y salud (y gracias) por los que me recuerdan que somos infinitos.

Pd: cosas que pasan por tomar desde tan temprano.



lunes, mayo 14, 2012

Cuatro años después. Cuatro años después y luego de un día de recuerdos y de MSN, vuelvo.
Por un rato, sí. El suficiente hasta que me canse de reír.
#quevuelvanlosclasicos #quevuelvamsn

miércoles, abril 30, 2008

Lo que hay es lo que ves. Si no te gusta, no lo mires. Si no te gusta, sigue tu camino por otro lado y no te tropieces conmigo, no me empujes. Si no te gusta, no te quejes, que nadie te obliga a caminar junto a mi.
A veces, a mi tampoco me gusta. Pero me gustan menos las quejas, los reclamos. La paja en mi ojo y la viga en el tuyo.
Tú, tú puedes seguir por dónde mejor te parezca. Tú puedes caminar 20 pasos delante o 20 atrás. Tú puedes tomar tus vías alternativas y multicolores. Tú puedes hacer lo que quieras, menos pintarrajearme y esperar que me deje. Tú puedes hacer lo que quieras, que yo también puedo.

miércoles, noviembre 28, 2007

de los nacidos para perder .....

Me encanta Sabina. No pude ir al concierto.
Me encanta Bosé. No pude ir al concierto.
Me encanta escribir. Trabajo de Head Hunter.
Me encanta tener plata. Perdí mi tarjeta de crédito.
Me encanta mi pololo. Dejémoslo en pausa.
Me encanta dormir. Me levanto a las seis de la mañana.
Me encanta salir de las dudas. Esta duda se queda ahí junto a las otras.
Me encanta quejarme. Y me quejo con ganas.

viernes, octubre 12, 2007






"pero en la simpleza suele estar la raíz de la verdad"




jueves, octubre 04, 2007

no ordinary afternoon ....


"Me gusta esta hora del día. Me gustan los colores".

Cerca de las siete de la tarde, cuando todo es entre azul y naranjo. "La Hora Perfecta", como me enseñaron en alguna clase de lenguaje visual. Esa hora en que todo empieza a perder los límites detrás de un velo de luz mágica, en que las cosas pasan más despacio, como dejándose sentir con toda la intensidad de la calma.

La misma hora en que yo lo imaginaba, y sentía como se bajaba el telón. La misma hora en que alguna vez estuve mirando cerros multicolor en el desierto, y el orgullo se me hacía una pelotita gris que se alojaba en la mitad de la garganta.

La misma hora en que otros nosotros mirábamos por la ventana y pensábamos que eramos eternos. Y antes de rendirnos, a ratos, sí lo fuimos.


Y ahora todo está bien. Todo debería estar bien. Tengo casi todo lo que cualquiera podría querer. Y, sin embargo, todavía me hace falta.

"Si todo esto fuera verdad, yo sería una cualquiera", escribió una amiga. A veces yo soy un poquito una cualquiera. Cualquier persona, cualquier mujer.
Ese mismo año, mientras miraba cerros de mil azules y el cielo incendiándose en violetas que peleaban con rojos que se dejaban ganar; mientras me juraba no volver nunca más a ese pueblo minero, a ese pueblo que me rompía las manos y más adentro también; mientras pensaba que era tan cierto que "al lugar dónde has sido feliz, no debieras tratar de volver"; me juraba también que todo se había terminado. Las buenas obras, la buena fe, seguir creyendo en "nosotros", en cualquier nosotros. Pero no se terminó. No todo por lo menos.

No sé qué es lo que me sigue atrayendo. No sé qué es lo que me sigue hipnotizando, lo que controla mi razón, mi voluntad. Qué poder tan oscuro me deja igual que ese día, que ese año: Jurando y re jurando, pero sabiendo que no soy capaz de cumplir.

La Javiera me pregunta que cuándo ha sido importante el "por qué", cuándo le hemos hecho caso a la razón. Y me quedo sin respuesta. Soy puro corazón, me digo en tono de talla. Me falla a veces el corazón, y dejo la talla.

La vida en azul, la vida en la hora perfecta. La vida en pausa, en tregua. La antigua vida en una tarde. La nueva, todas las tardes.

domingo, septiembre 30, 2007

And I´ll Cry If I Want To 2.0

Colapsé. No como colapso siempre. O tal vez sí, igual que como colapso siempre. Vino de más, vino de menos. De más, sin duda. O también, tal vez.
Eran cerca de las tres de la tarde, y colapsé. "Aquí a los violadores les dan privilegios", dijo uno de los presos. Uno que no sé cómo se llama. Uno que tal vez nunca sepa cómo se llama.
A la salida, un hombre desdentado, oscuro, a medio terminar, me da la mano y un beso. "Él es violador", me repite el N.N., y yo, simplemente, colapsé.
Me acordé de todo lo que no me quería acordar. Sentí todo lo que no quería volver a sentir. Tanta rabia. Tanta, tanta rabia.
Jamás hubiera elegido la cárcel para ser voluntaria. Y, sin que nadie me obligara, ahí estoy. Y cada sábado es el mismo tema: ¿Se habrá muerto aquí?. Ojalá que sí. Y todo lo "católica y su buena obra del mes", se van por el caño.
Y llegué a la casa de la Flaca sin querer mucho, sin que me importara mucho tampoco. Sólo colapsé y como nunca o como siempre, quise borrarme. Quise que cualquier otra cosa pareciera más importante. Que cualquier otro sucedáneo le robara el protagonismo a un fantasma hecho de años de callarlo a machetazos, casi, casi, de raíz.
Y Pedro me fue a buscar después de quién sabe cuántos intentos de ser cualquier otra persona, de pensar en cualquier otra cosa, de tratar de ser un poco peor de lo que soy para convencerme que también puedo ser mala, que la vida no me queda tan grande y que yo no sigo siendo tan chica. Pero no pude.
Llegó y lloré. Lloré por todo lo que no puedo decirle, por todo lo que no puedo decir. Lloré por todo lo que sí puedo decirle pero sale de mi boca como el mal chiste o la gran burla de lo que llevo. Lloré por todo lo que pesa no poder ser peor, pero tener tantas ganas de serlo.
Lloré porque al final, si soy un poco peor, pero no como me gustaría.